ESCUELA DE PADRES

   

CARTA DE UN HIJO A SUS PADRES
  • No me des todo lo que te pido. A veces sólo pido para ver hasta dónde puedo coger.
  • No me grites. Te respeto menos cuando lo haces y me enseñas a gritar a mí también.
  • No me des siempre órdenes. Si en vez de órdenes a veces me pidieras las cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto.
  • Cumple tus promesas, buenas o malas. Si me prometes un premio dámelo, pero también si es un castigo.
  • No me compares con nadie, especialmente con mi hermana o hermano. Si tú me haces lucir mejor que los demás alguien va a sufrir. Y si es el contrario, seré yo quien sufra.
  • No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer. Decide y mantén tu decisión.
  • Déjame valerme por mí mismo. Si tú lo haces todo por mí, yo nunca aprenderé.
  • No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por ti, aunque sea para sacarme de un apuro. Me haces sentir mal y pierdo fe en lo que me dices.
  • Cuando yo hago algo malo, no me exijas que te diga el porqué lo hice. A veces, ni yo mismo lo sé.
  • Cuando estés equivocado en algo, admítelo y crecerá la opinión que yo tengo de ti y me enseñarás a admitir mis equivocaciones.
  • Trátame con la misma amabilidad y cordialidad con la que tratas a tus amigos, ya que, porque seamos familia,  eso no quiere decir que podamos ser amigos también.
  • No me digas que haga una cosa y tú no lo haces. Yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas, aunque no lo digas. Pero nunca haré lo que tú digas y no hagas.
  • Enséñame a ser solidario con los demás. No me importa si en el colegio me quieren enseñar, porque  de nada vale si yo veo que a ti no te importan los problemas de los demás.
  • Cuando te cuente un problema mío no me digas: “No tengo tiempo para boberías” o “Eso no tiene importancia”. Trata de comprenderme y ayudarme.

Y quiéreme y dímelo. A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo.


 La autonomía de los niños y niñas

1. Autonomía y responsabilidad

Desde que el niño nace se produce un proceso progresivo de búsqueda de autonomía por parte del niño.

Un bebé es dependiente de sus padres al 100 %, no podría vivir sin su protección.

El niño cuando crece empieza a buscar su propia autonomía y los padres le ayudan en esa búsqueda, en ocasiones sin ser muy conscientes de ello. Cuando ayudamos a nuestros hijos a andar o a decir sus primeras palabras, estamos fomentando su autonomía ya que les estamos ayudando a ampliar su capacidad de actuación y a valerse por sí mismos.

Paulatinamente los padres debemos dejar de ser imprescindibles para nuestros hijos. Poco a poco les animaremos a que tomen sus propias decisiones y les permitiremos que se equivoquen para que aprendan de sus propios errores.

Es fundamental enseñarles a responsabilizarse de sus actuaciones y de sus decisiones.

Cuando el niño llega a la adolescencia se produce una ruptura de la dependencia psicológica de los hijos respecto a sus padres. Es muy importante que nuestros hijos lleguen a esta etapa con cierto desarrollo de su autonomía y con una idea clara de que han de responsabilizarse de sus actos y decisiones, si no es así podemos crear a jóvenes inmaduros e inseguros, incapaces de enfrentarse a los problemas.

Hay muchos decisiones que tomamos por nuestros hijos y que perfectamente podrían tomarlas ellos, desde elegir la ropa que se van a poner a negociar el reparto de algunas tareas del hogar con sus hermanos.

Obviamente todas las decisiones han de estar supervisadas por los padres, cuando creamos que cometen alguna equivocación debemos aconsejarles y explicarles las posibles consecuencias de sus decisiones pero no debemos imponerles las nuestras.


2. ¿Cómo estimular la autonomía de nuestros hijos?
Los padres pueden ir estimulando la autonomía de sus hijos desde que éstos son pequeños, en distintos ámbitos como pueden ser: Las tareas del hogar, las tareas escolares, el aspecto y aseo personal, la vida social, etc.

- En lo que se refiere a las tareas académicas, es muy importante tener en cuenta que bajo ningún concepto debemos hacer los ejercicios por ellos. Es bueno que les animemos a que resuelvan sus dudas utilizando diccionarios, enciclopedias o consultando en Internet, ya que de esta manera empezarán a ser autosuficientes y no dependerán tanto de nosotros.

Cuando nos planteen dudas sobre el porqué de las cosas, podemos invitarlos a que razonen y que expongan las conclusiones a las que llegan por sí solos, unas veces acertarán y otras muchas no, pero es bueno que intenten buscar ellos mismos la solución.

- Respecto a las tareas domésticas, es muy positivo que los hermanos acuerden un reparto del trabajo y que se responsabilicen de su parcela. Los padres velaremos porque no se produzcan agravios comparativos en estos repartos pero dejaremos la iniciativa a nuestros hijos.

- También es importante estimular su autonomía social, permitiendo que vayan a pasar el día a casa de amigos o que estos vengan a nuestra casa, que se reúnan con amigos y organicen juegos y actividades para hacer con ellos.

Esto hará que aprendan a desenvolverse en sociedad. Por supuesto cuando nuestros hijos nos planteen planes o deseos respecto a cosas que les gustaría realizar no debemos desanimarles sino estimularles y empujarles a que cumplan sus ilusiones.

Por ejemplo si quieren apuntarse en un equipo de fútbol o en un grupo de teatro o aprender a tocar algún instrumento debemos apoyarles y no poner pegas, aunque creamos que no tienen facultades para ello.

Siempre es bueno dejar que los niños tomen iniciativas y luchen por lo que desean.

Es fundamental reconocer su esfuerzo y felicitarles por sus logros, no quitar mérito a éstos por pequeños que sean. De esta manera los pequeños estarán cada vez más motivados para intentar nuevos retos.

3. Cosas que pueden hacer los niños para desarrollar su autonomía
Desde que los niños son pequeños hemos de conseguir que empiecen a realizar actividades por sí solos.

Estaremos supervisando estas actividades hasta que las logren realizar con corrección. De esta manera, un niño con ocho o nueve años ya debe estar en disposición de realizar por sí solo todas las tareas relativas a su aseo personal, a ordenar sus cosas y a saber comportarse en la mesa o ante una visita.

A este respecto según la edad del niño podemos establecer los siguientes objetivos:

- Un niño de cinco años estará en disposición de: Recoger los juguetes cuando ha terminado de jugar, lavarse las manos y los dientes, sentarse con corrección a la mesa, vestirse solo.

- A los seis años podrá: Hacer sus tareas académicas (con nuestra ayuda y supervisión), usar correctamente los cubiertos, bañarse o ducharse solo, peinarse.

- Con siete años estará en condiciones de: Ayudar en las tareas de la casa, mantener su habitación ordenada.

- A partir de los siete u ocho años los niños estarán en condiciones de empezar a resolver muchos de los problemas cotidianos que les surjan tanto en casa como en el colegio.






10 NORMAS BÁSICAS A SEGUIR PARA FOMENTAR LA   ALIMENTACIÓN SANA Y EL MANTENIMIENTO DE UN PESO SALUDABLE.
 :
  1. Los padres son quienes deciden qué alimentos se compran en su casa y cuándo se sirven. Aunque es de esperar que los niños den la lata a sus padres para que les dejen comer alimentos menos nutritivos, son los adultos quienes deciden qué alimentos entran en casa. Los niños no se quedarán con hambre porque en su casa no hay lo que más les apetece comer. Comerán lo que haya en los armarios y la nevera. Si el tentempié favorito de su hijo no tiene nada de nutritivo, aún y todo, usted puede comprárselo de vez en cuando para que no se atiborre de ese alimento en cuanto caiga en sus manos.
  2. De los alimentos que ofrezca a su hijo, déjele elegir lo que quiere comer o si quiere comer. Los niños también deben tener voz y voto en el asunto. Tal vez le parezca que esto es darle demasiada libertad. Pero, si usted sigue la primera recomendación de esta lista, su hijo solamente podrá elegir entre los alimentos saludables que usted ha decidido comprar y preparar.
  3. Olvídese de la máxima de "dejar el plato limpio". Permita que su hijo acabe de comer cuando sacie su apetito. Muchas de las personas que ahora son padres se educaron con la máxima del plato limpio, pero este enfoque no ayuda a los niños a escuchar a su cuerpo para saber cuándo han comido suficiente. Si un niño aprende a reconocer la sensación de saciedad y a reaccionar en consonancia, es menos probable que coma más de lo que debería.
  4. Empiece pronto. Las preferencias alimentarias se adquieren muy pronto en la vida, de modo que empiece pronto a ofrecerle a su hijo un amplio abanico de alimentos. Los gustos y los desagrados relacionados con la alimentación se empiezan a desarrollar durante la lactancia. Así mismo, es posible que necesite darle a probar un alimento nuevo a su hijo en varias ocasiones antes de que lo acepte. No le fuerce a comer, limítese a ofrecerle unos pocos bocados del alimento que desea introducir en su dieta.
  5. Cuando salgan a comer fuera de casa, deje que su hijo pruebe platos nuevos. Tal vez le sorprenda su deseo de experimentar. Puede empezar dejándole probar un poquito de lo que ha pedido usted o pidiendo una tapita o ración reducida para que la pruebe.
  6. Las calorías de las bebidas también cuentan. Los refrescos con gas y otras bebidas edulcoradas suman calorías y se interponen en el camino de la alimentación saludable. El agua y la leche son las mejores bebidas para los niños. El zumo está bien cuando es al 100%, aunque los niños no necesitan beber mucho zumo. Con 115 a 170 ml diarios  basta para un preescolar.
  7. Ponga los dulces en su sitio. Está bien tomar dulces de vez en cuando, pero no convierta el postre en el plato más deseado de las comidas. Cuando el postre se convierte en el premio por haberse comido bien la cena, es normal que los niños den más valor al pastelito que al brócoli. Intente mantener una actitud neutra hacia los alimentos.
  8. No confunda la comida con el cariño. Encuentre formas mejores de decir "Te quiero". Cuando se utiliza la comida para recompensar a los niños y/o para mostrarles afecto, los niños pueden empezar a utilizarla como mecanismo para afrontar el estrés u otras emociones negativas. En vez de recompensar a su hijo con sus manjares preferidos, abrácelo, elógielo y préstele atención.
9.  Los niños hacen los que hacen sus padres. Sea un buen ejemplo para su hijo comiendo de forma saludable. La mejor forma de enseñar buenos hábitos alimentarios a su hijo es comiendo bien. Tome tentempiés nutritivos, coma en la mesa y no se salte comidas.
10. Limite el tiempo de televisión y ordenador. De este modo, evitará que su hijo pique mecánicamente mientras está delante de una pantalla y fomentará en él la actividad física. Las investigaciones han demostrado que los niños que reducen las horas de televisión también reducen su porcentaje de grasa corporal. Cuando se les limita el tiempo de televisión y ordenador, los niños encuentran formas más activas de pasar el tiempo. Y, si la familia al completo limita el tiempo que pasan delate de cualquier tipo de pantalla, tendrán más tiempo para estar activos juntos.




Influencia de los medios de comunicación en los niños

Los medios de comunicación de masas han adquirido gran importancia en el presente siglo y están en todas partes, pero siempre existen maneras de proteger a sus niños de sus efectos negativos:

SUPERVISE: lo que sus niños ven en  televisión, internet..

PONGA LÍMITES: cuando los niños se exponen a la televisión,  a los juegos de ordenador, consolas….

CONVERSE CON SUS NIÑOS acerca de lo que escuchan. Puede ser que ellos se sientan incómodos pero si usted no conversa con ellos, los medios de comunicación podrían ser la única fuente de información para ellos.

AYÚDELES a desarrollar una percepción de lo que ven sobre todo sobre el sexo y la violencia en nuestra sociedad.

REFUERCE ACTIVIDADES que no sean solo ver televisión y juegos de ordenador. Ayúdeles a que practiquen actividades de grupo, deportes…..








1 comentario:

  1. Aunque "nos sabemos la teoría", el día a día a veces hace que nos olvidemos de ponerlo en práctica... gracias "profes" por hacernos pensar, haremos lo imposible por recordarlo.

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